Historia

En 1858, bajo los auspicios del Supremo Consejo de Francia, se estableció por primera vez un Supremo Consejo en la Argentina. En 2016, bajo los mismos auspicios, se estableció otro.

Pero la historia comienza con el establecimiento, en París en octubre de 1804, del “Supremo Consejo del 33º en Francia”. Es más, arranca de 1801, puesto que este SC, a su vez, fue creado por el conde de Grasse-Tilly, 33º, miembro fundador del Supremo Consejo de los Estados Unidos de América (1801) y Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo de las Islas Francesas de América (1802). El Supremo Consejo de Francia es, entonces, del segundo en antigüedad de los Supremos Consejos existentes y el primero del Viejo Continente.

Las Grandes Constituciones fijaban las modalidades de creación e implantación de los Supremos Consejos y en consecuencia, implicaban futuras relaciones internacionales. El 23 de febrero de 1834 se firmó en París el “Tratado de Alianza” y fue un primer intento para establecer una coordinación entre Jurisdicciones. Esta coordinación se concretaría en el Convento de Lausana de 1875, y estableció que se realizarían Conferencias Internacionales en forma regular. La primera de ellas tuvo lugar en Bruselas, en 1907.

A partir de la dimisión del Gran Comendador Charles Riandey, desautorizado y luego sustituido a la cabeza del Supremo Consejo de Francia y del reconocimiento por ciertas Jurisdicciones del nuevo Supremo Consejo que aquél creó al margen del que había presidido, tuvieron desastrosas consecuencias para la unidad y la universalidad del Rito. La Conferencia de Bruselas de 1967 consagró la escisión mundial del Rito pues, a pesar de la oposición de más del 50% de los presentes (que se retiraron de la reunión), el Supremo Consejo de la Jurisdicción Sur de los Estados Unidos de Norteamérica reconoció como auténtico al nuevo SC creado por Riandey con el nombre de “Supremo Consejo para Francia”.

Pero el Supremo Consejo de Francia, consciente de su regularidad y de su legitimidad (certificada por sus archivos bicentenarios), fiel a los principios tutelares de la Orden, respetuoso con los criterios tradicionales del Rito Escoces Antiguo y Aceptado y orgulloso de su antigüedad y del importante número de Supremos Consejos cuyo nacimiento ha patrocinado, se propuso restaurar su posición en Francia y en el mundo.

Por ello, se establecieron nuevos Supremos Consejos regulares y soberanos, incluyendo, en 2016, el Supremo Consejo Federal del Grado 33º para la República Argentina.

Ocurre que, a mediados de 2014, dos Hermanos de Corrientes renunciaron al Supremo Consejo del grado 33º existente en Buenos Aires, cansados de las arbitrariedades y actitudes antimasónicas de sus dirigentes. Ambos tenían muchos años trabajando en el escocismo y uno de ellos era José Crescencio Quijano, actual Soberano del Supremo Consejo Federal del Grado 33º para la República Argentina.

Desde entonces intentaron acercarse al Supremo Consejo de Francia, entendiendo que allí sí se respetaban los principios originales del escocismo. En ese período aprendieron que el Supremo Consejo de la República Argentina había sido creado por el Supremo Consejo de Francia pero que, a partir del sisma antes mencionado, se asoció con los que siguen la línea del Supremo Consejo de la Jurisdicción Sur de los EE.UU. (Charleston).

El Supremo Consejo de Charleston lidera una corriente que considera a la Masonería una Sociedad de Beneficencia y sólo otorga los grados 3º, 32º y 33º, según la capacidad de los candidatos de aportar para las obras benéficas. Así, en los EE.UU. una persona puede acceder al grado 33º el mismo día en que es iniciado masón por el sólo hecho de aportar dinero. Es el caso de algún miembro activo del Supremo Consejo de Buenos Aires, quien no necesitó tiempo ni estudios ni pasar por grados intermedios y, siendo grado 2, alcanzó el grado 32 en un solo día.

Pero el Supremo Consejo de la Argentina no se transformó en una sociedad de beneficencia sino que mantuvieron la idea de que se trataba de un centro de perfeccionamiento progresivo. Lo cierto es que a la gran mayoría de los Hermanos escocistas se les exige participar de las reuniones donde se tratan los temas relacionados con cada grado, presentar trabajos escritos donde demuestran conocer la filosofía de cada uno y cumplir una permanencia mínima en cada uno de ellos antes de poder aspirar a pasar al siguiente. Sólo que esto no es válido para todos pues el Soberano Gran Comendador tiene la facultad de ascender a quien quiera al grado que él decida sin cumplir con todos estos requisitos. Y la usa a favor de los amigos y de quienes lo apoyan, sin importar sus conocimientos ni su comportamiento masónico.

Por otra parte, se han agregado dos grados más llevando la totalidad a 35. Esto es así pues al grado 33º y último, se han agregado el 33º “activo” (que son quienes tienen derecho al voto y al veto de por vida) y el 33º “supernumerario” que son los aspirantes a llegar a 33º “activo”.

Dado que, en la práctica, sólo acceden a 33º “activo” aquéllos que el Soberano decide, el Supremo Consejo dejó de ser un grupo donde se reúnen los mejores y pasó a ser un grupo donde se respalda cualquier decisión del Soberano. Así las cosas, el Supremo Consejo pasó de ser una Aristocracia (gobierno de los mejores) a una monarquía absoluta.

Basta recordar que la Masonería nació como grupos de librepensadores que se oponían al absolutismo tanto del poder terrenal como del religioso para entender por qué estos dos Hermanos decidieron renunciar al Supremo Consejo existente en Buenos Aires.

Por todo ello, estos dos Hermanos decidieron comunicarse con el Supremo Consejo de Francia y consultar cómo podían hacer para trabajar con ese Supremo Consejo, sabiendo que en él aún se respetaban los principios básicos originales. El Soberano Gran Comendador Claude Collin (máxima autoridad de Francia), les sugirió que, en principio, se incorporara a un Supremo Consejo de Paraguay, que Francia reconocía y que trabajaba bajo sus normas.

Así lo hicieron y al año siguiente fundaron en Corrientes un Capítulo (grados 4 al 18), junto con otros Hermanos interesados como ellos en regresar a los orígenes, donde los distintos grados se obtienen gradual y secuencialmente por trabajo y estudio. En efecto, el 10 de octubre de 2015 “levantó columnas” (se instaló) en la ciudad de Corrientes el Capítulo “Arandú” Nº 2, dependiente del Supremo Consejo de Paraguay. A partir de ese momento, Hermanos de Corrientes, Formosa y Villa María (Córdoba) se sumaron al proyecto y crecieron masónicamente, trabajando en Corrientes y Asunción, obteniendo grados regularmente bajo los auspicios del Supremo Consejo de Paraguay.

A fines del año 2015 el Soberano Gran Comendador de Francia, Claude Collin, invitó a José Crescencio Quijano, uno de los Hermanos que comenzaron este proyecto, para que fuera a París a reunirse con las autoridades del escocismo francés. Quijano, en ese momento, había alcanzado el grado 32, después de 16 años de estudio y trabajo en todos los grados del escocismo.

Como consecuencia de estas reuniones, el 13 de enero de 2016 el Supremo Consejo de Francia incorporó a José Crescencio Quijano como miembro, le otorgó el grado 33º y lo comisionó para crear un Supremo Consejo en la República Argentina que siguiera los preceptos originales que fueran abandonados por el Supremo Consejo que existía en Buenos Aires. Para ese fin se le dieron también facultades para otorgar grados en representación del Supremo Consejo de Francia.

El 10 de marzo de ese mismo año 2016, otros dos Hermanos recibieron el grado 33 en una ceremonia presidida por el Soberano Gran Comendador de Francia, Claude Collin, y junto con José Crescencio Quijano, fundaron el Supremo Consejo Federal para la República Argentina.

Desde ese momento comenzaron a trabajar en la formación de dirigentes para conducir el nuevo Supremo Consejo. Debían completar 9 HH que hubieran trabajado en todos los grados y que compartieran la filosofía que se pretendía poner en práctica. Además, debían constituir la Sociedad Civil que actualmente los contiene y hacer todas las inscripciones exigidas por ley, incluida la apertura de una cuenta bancaria que les permitiera operar desde el inicio con una contabilidad intachable.

Todo esto llevó más de un año y medio.

Completada esta etapa, a fines de 2017, decidieron ampliar la convocatoria e incorporar HH de otras provincias e, incluso, cederles parcialmente la conducción del Supremo Consejo, incorporándolos a la Comisión Directiva.

También estos nuevos HH debieron pasar por los grados intermedios y, nuevamente con la presencia del Soberano Gran Comendador de Francia, Claude Collin, recibieron el grado 33 en marzo de 2018. Ellos constituyeron una nueva Comisión Directiva que sería instalada en el momento del otorgamiento de la Carta Patente, el 27 de Septiembre de 2018 en Asunción del Paraguay. En este acto estuvieron presentes la mayoría de los miembros de los SSCC de la Asociación Mundial de la Masonería escocista (AIME) y de la Confederación Panamericana de SSCC. Estas organizaciones reconocieron al nuevo Supremo Consejo y lo incorporaron como miembro pleno.